Me parecería muy bonita tu poesía y la acción denominada correllengua si no fuera porque confunde una lengua con un "país", que dices que es tuyo, con una ideología política.

Hay muchos lugares donde la gente habla esa bonita lengua y que se sienten agredidos por esa invasión de los adoradores del dios del nacionalismo pancatalanista.

Con que los que no comparten tu credo son fills de ... Que los odias; mientrs que la acción política del correllengua es "el amor, que no tiene límites para seguir avanzando". Te adjudicas la razón suprema y ejecutas la metáfora de tu ideología como flor, que crece entre la gente. que lucha, por un sentimiento puro y eterno, divino.

Cuánto amor!

Y cuánto odio!

Besitos

Dali era espanyolista

Me ha encantado tu poema de amor a las regiones de habla catalana. Qué es lo próximo, acostarte con un estrella bajo una banderita rojigualda cual sábana de amor?

Besitos.

Los bárbaros se reunieron y acordaron que el pueblo adoraría a su dios; y rendiría sacrificio a él.

Al cabo de un tiempo, el sistema de sacrificios provocó la pérdida de cosechas y vidas humanas. Los bárbaros se enojaron y resolvieron que habían sido los otros pueblos del país quienes habían arrasado sus cosechas y robado su ganado; quienes disgustaban a su dios y no permitían que el pueblo lo glorificase como era su deber.

Por ello los bárbaros atemorizaron al pueblo con historias de sangre y batallas, de cómo los otros perturbaron a su dios en un tiempo muy remoto -cuando su tierra era pura y su dios vivía en ella. Dijeron que no hicieran caso a los hombres de ciencia, que eran embusteros e impuros; que la de su dios era una causa justa; que los otros negaban a su dios y les pribaban de su libertad, que arrasaban su pueblo.

Hasta ahora.

Al fin las voces se alzan y quienes pretendían deslegitimarlas, marginarlas, incitar a su odio, sucumben ante su fuerza. La represión ya no es un medio. La denuncia tiene su amparo. El control del verdugo se torna en la libertad del reo.

Los fascistas pretendían que imperara su régimen; se sentían cómodos; querían que el pueblo consintiera, por temor a la violencia, a la agresividad, al odio. El color rojo era el de la sangre que amenazaban con derramar si no se escuchaba su discurso, el discurso de la mentira, de la manipulación; la estrella era el símbolo de su régimen, de su orden establecido: el imperio del puño y el odio.

Ni la propaganda del odio ni el control mediático han conseguido acallar la fuerza del pueblo. Pese a sus cadenas, el pueblo asoma. Y grita.

Libertad! Ciutadans Partit de la Ciutadania ya llegó!

Y el verdugo tiembla.