L'himne friky de Madrid

Un relat de: Societat Anònima
Madrid va ser la darrera comunitat autònoma en constituir-se. Com diria Mourinho: per què? Per una raó molt simple: cap altra comunitat volia estar amb ella. Tenien por del profund desequilibri territorial que s’hauria creat. Va ser, en certa manera, una comunitat de disseny. Necessitava uns signes d’identitat per reivindicar-se com un ens autònom. El president de la comunitat llavors, Joaquín Leguina, va encarregar el disseny de la bandera. Suposo que van abandonar els callos a la madrilenya o el bocata de calamars com a logotip i es van decantar per una bandera vermella amb set estrelles (no sé si es van inspirar en la cervesa Damm).
També van necessitar un himne. Leonardo Dantés encara no triomfava a les discoteques i l’únic valent que van trobar va ser el filòsof Agustín García Calvo. Per aquell treball va cobrar una pesseta. Si llegeixen la lletra de l’himne de la Comunitat de Madrid entendran per què. No me l’invento. Ho juro. És veritat. No plorin si l’escolten amb la música. Vull dir… no plorin de riure.

1
Yo estaba en el medio:
giraban las otras en corro,
y yo era el centro.
Ya el corro se rompe,
ya se hacen Estado los pueblos,
Y aquí de vacío girando
sola me quedo.
Cada cual quiere ser cada una:
no voy a ser menos:
¡Madrid, uno, libre, redondo,
autónomo, entero!
Mire el sujeto
las vueltas que da el mundo
para estarse quieto.
2
Yo tengo mi cuerpo:
un triángulo roto en el mapa
por ley o decreto
entre Ávila y Guadalajara,
Segovia y Toledo:
provincia de toda provincia,
flor del desierto.
Somosierra me guarda del Norte y
Guadarrama con Gredos;
Jarama y Henares al Tajo
se llevan el resto.
Y a costa de esto,
yo soy el Ente Autónomo último,
el puro y sincero.
¡Viva mi dueño!,
que, sólo por ser algo,
¡soy madrileño!
3
Y en medio del medio,
Capital de la esencia y potencia,
garajes, museos,
estadios, semáforos, bancos,
y vivan los muertos:
¡Madrid, Metrópoli, ideal
del Dios del Progreso!
Lo que pasa por ahí, todo pasa
en mí, y por eso
funcionarios en mí y proletarios
y números, almas y masas
caen por su peso;
y yo soy todos y nadie,
político ensueño.
Y ése es mi anhelo,
que por algo se dice:
De Madrid, al cielo.

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